SS-ENSANCHE

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EL ENSANCHE CORTAZAR

Para adentrarnos en la primera ampliación extramuros de Donostia dejando atrás la Parte Vieja, es importante explicar cómo se gestó una experiencia urbana tan importante como es el Ensanche Cortázar.

Vista aérea del Ensanche Cortázar

Hasta mediados del s. XIX San Sebastián había sido una plaza militar fortificada y cerrada sobre sí misma. Es en el año 1854 cuando obtiene la capitalidad de Gipuzkoa, convirtiéndose en el centro político y administrativo de la provincia, lo cual trae consigo el inmediato derribo de las murallas, hecho este repetidamente demandado por la población donostiarra.

El 30 de julio de 1862 el Ayuntamiento convocó un concurso para la ordenación del futuro ensanche y a finales de dicho año, el arquitecto Antonio Cortázar consigue el primer premio con su plan de nueva ciudad, el cual posteriormente sufrió algunas modificaciones.

Este plan respondía mayormente a las exigencias que los ciudadanos demandaban y define perfectamente los tipos sociales existentes en la época.

La descripción urbana es muy concisa:

"La gente más acomodada en el centro de la población sobre terreno consistente y al contacto de la ciudad actual; la población flotante veraniega frente a la bahía con vistas a la playa y arenal destinado a baños, cuya línea de casas evitará los vientos del Noroeste a las casas del centro; la clase artesana y obrera en la parte baja del barrio de San Martín y en toda la zona meridional de la nueva población, defendida de vientos pero menos favorecida por las buenas vistas".

Además de la acertada ordenación urbana cobró especial importancia la implantación de la estación del ferrocarril, lugar de paso del eje de comunicaciones París-Madrid que unía Europa con España.

El proyecto que abarcaba desde el Boulevard hasta la Plaza del Centenario, constaba de una trama de calles rectas en disposición ortogonal, cuya generatriz venía definida por la prolongación de la calle Mayor. El carácter propuesto era puramente comercial y mercantil, despejando la industria al extrarradio.

La nueva ciudad empezó a construirse en el año 1864 y el primer movimiento, fue el de la construcción del muro de contención del río desde San Telmo hasta el puente de Santa Catalina, siendo éste un punto definidor del límite del primer ensanche.

La segunda fase que corresponde desde la Avenida hasta la plaza del Centenario se denomina ensanche de Amara.

Mientras que en el primer ensanche las normas compositivas se basan en el clasicismo imperante y heredado de la reconstrucción de la Parte Vieja, en el ensanche de Amara, surgen las actuaciones más destacadas del eclecticísmo y del movimiento moderno en nuestra ciudad.

Como colofón a los ensanches en 1882 comenzó a gestarse el Ensanche Oriental, el cual no estaba previsto en el Plan de Cortázar.

Ganados los terrenos al mar a partir de la ejecución del muro de canalización definitivo del río Urumea en su tramo final, la promoción privada fue la encargada de desarrollar este último espacio por el lado oriental de la Parte Vieja, al contrario que los ensanches anteriores que se asentaron en su mayor parte sobre terrenos públicos.

En lo referente al primer ensanche que queda delimitado por el Boulevard, la Avenida de la Libertad, los jardines de Alderdi-Eder con el Paseo de la Concha y el Paseo de la República Argentina, es de destacar el espacio urbano que configura la Plaza de Gipuzkoa. Proveniente de la supresión de una de las manzanas del ensanche se caracteriza por su gran sencillez y economía constructiva, muy en línea con la mayoría de las plazas mayores vascas e inspirado en el modelo de la plaza de la Constitución. Los materiales quedan claramente definidos y ordenados, dándose de esta forma zócalos con arcadas de piedra sillar, fachadas raseadas y remarcando también con piedra las esquinas.

En cuanto a su interior, presenta una serie de jardines ordenados orgánicamente, con un estanque en el centro y gran cantidad de especies arbóreas adornando el conjunto. De esta ordenación paisajística se puede decir que responde a un estilo de parque inglés, resultante de la influencia que este país, a través de Bilbao, tenía en San Sebastián.

El edificio representativo y conferidor de carácter de este espacio urbano es el Palacio de la Diputación, obra del arquitecto Goikoa, fue inaugurado en el año 1885.

Consta de planta rectangular con un cuerpo central saliente, en el que se sitúa un amplio vestíbulo, del que sale una escalera imperial que llega al primer piso, planta noble y que desemboca en el salón magno del Palacio.

Compuesto al estilo clásico, se aprecia también la influencia del eclecticismo fundamentalmente en la decoración.

La fachada principal presenta en su base una arcada, al igual que todo el resto de la plaza, a todo lo largo y en su cuerpo central, a la altura del primer piso, surgen unas columnas corintias de orden gigante, sobre cuyo entablamento se encuentran incrustados los bustos de Urdaneta, Elcano, Oquendo, Lezo y Legazpi, todos ellos guipuzcoanos ilustres, creando un ritmo remarcado por pequeñas pilastras separadoras empotradas. Rematando el conjunto en su parte superior se encuentra un gran escudo de Gipuzkoa y a cada lado del mismo un tenante.

Es también de gran importancia en este primer ensanche, la configuración urbana de la margen izquierda del río Urumea, que forman el Teatro Victoria Eugenia, el Hotel María Cristina y la plaza de Oquendo, junto con los jardines que rodean todo el conjunto y el paseo del río.

Hotel M. Cristina y Teatro Victoria Eugenia reflejados sobre el río Urumea

El Teatro Victoria Eugenia nace en un proyecto conjunto con el Hotel María Cristina. Fue proyectado en el año 1909 por el arquitecto francés M. Charles Meurres y dirigidas las obras por el arquitecto donostiarra Francisco Urcola.

Su fachada principal mira directamente al río Urumea. Queda dividida en tres cuerpos, siendo el central de acceso. En éste se abren tres amplias puertas sobre las cuales hay ventanales protegidos por balaustradas.

Esta composición tripartita queda dividida por conjuntos de columnas pareadas, siendo el remate de la composición un gran escudo de San Sebastián.

El estilo de esta fachada es Renacentista y está profundamente ligado al Plateresco.

Como relieves se encuentran tallados medallones del Conde de Peñaflorida, Arriaga, Eslava, Gayarra, Gaztambide y Santesteban.

La segunda fachada del edificio se abre a la calle Reina Regente y tiene también una entrada lateral al teatro, protegida por una marquesina de cristal sobre estructura metálica.

El edificio en su conjunto, como tantos otros de la zona, está construido con piedra arenisca de las canteras de Igeldo.

En cuanto al Hotel María Cristina, como se ha comentado, forma un conjunto con el Teatro Victoria Eugenia. Son dos edificios concebidos como monumentos, dentro del movimiento ecléctico de principios de siglo, aunque cada uno guarda su personalidad propia, quedando el hotel inscrito dentro de un movimiento ecléctico internacional de gran clasicismo y austera decoración.

Tanto el hotel como el teatro son iniciativa de un grupo de donostiarras, que con gran visión de futuro crean la Sociedad de Fomento, cuyo objetivo fundamental fue la construcción de estos dos edificios para dotar a San Sebastián de unos servicios que pudiesen parangonarla con las mejores ciudades de Europa.

Huyendo de la Primera Guerra Mundial pasan por San Sebastián, y por tanto por el hotel María Cristina, gran cantidad de personajes ilustres. Desde príncipes rusos a joyeros holandeses y espías tales como Bolo Pachá o la anteriormente mencionada Marageretha Geertruida, más conocida como Mata-Hari.

Huellas de la Guerra Civil Española se aprecian en sus fachadas, donde pueden observarse las perforaciones producidas por los disparos efectuados a un grupo de falangistas, que se habían hecho fuertes en su interior.

En este punto de la ciudad caracterizado por sus recorridos peatonales, paseos a lo largo del río y zonas de estancia y plazas, es imprescindible referirnos a los puentes que relacionan "el centro" con el barrio de Gros. Estos son el del Kursaal, el de Santa Catalina y el de María Cristina.

El primero de ellos desde la desembocadura del río Urumea es el Puente del Kursaal o de La Zurriola.

Puente del Kursaal o de la Zurriola

Obra proyectada en un principio por el ingeniero J. Eugenio Ribera en 1915, fue concebido a base de arcos, debiendo ser modificada su estructura en 1918 a causa del incesante impacto del oleaje y la fuerza que las mareas ejercían en su ubicación.

En la actualidad consta de cuatro vanos o luces sustentados en tres apoyos intermedios y dos estribos laterales, estando formado el sistema de sustentación por tramos rectos de hormigón armado, con carácter adintelado en lugar del de arcos proyectado en un principio.

La decoración definitiva es obra de Victor Arana, que introdujo el barandado metálico y los grandes obeliscos sustentadores de las farolas esféricas que caracterizan la imagen del puente.

Presenta una gran singularidad en su composición, correspondiéndose más su estilo a un modernismo expresionista basado en la decoración, que en el eclecticismo con el que fue concebido en un principio.

Su ubicación responde a la necesidad de unir el final de la vieja ciudad y el principio del Ensanche Cortázar, por el Boulevard, con el paseo de remate del barrio de Gros en las proximidades del mar, llamado paseo de la Zurriola.

El segundo de los puentes que cruzan el Urumea es en realidad el primero en realizarse en San Sebastián sobre el río y daba respuesta a la antigua Carretera Nacional I en su dirección hacia Francia. Este puente, continuación de la Avenida de la Libertad e inicio de la calle Miracruz, es el llamado Puente de Santa Catalina.

Con anterioridad al actual, ahí se ubicaba uno de madera que era continuamente destruido tanto por las acciones bélicas de la época como por el ímpetu del mar. Es por tanto el de Santa Catalina el primero construido en la ciudad de forma permanente.

Compuesto en estilo neoclásico, data de mediados del año 1872 y es obra de A. Cortázar.

En un principio el puente contaba con cinco arcos rebajados, quedando en la actualidad únicamente cuatro a la vista, debido al encauzamiento del río por su margen derecha y a las numerosas modificaciones sufridas.

Los paramentos laterales y estribos están construidos con piedra de Mutriku de tonos claros, mientras que las ménsulas y los tímpanos son de caliza roja de Ereño.

El tercero de los puentes es el llamado Puente de María Cristina. Situado al comienzo del ensanche de Amara comunica directamente el centro de la ciudad con la estación del ferrocarril. Fue construido en el año 1904 en el plazo récord de nueve meses, merced a un generoso préstamo de la Caja de Ahorros Municipal, con un estilo puramente ecléctico inspirado en los postulados de la Secesión Vienesa y caracterizado en mayor medida por su monumentalidad. Fue proyectado por el ingeniero Ribero y el arquitecto Zapata.

El modelo seguido en su construcción es el del puente de Alejandro III de París, con sus cuatro obeliscos en sus extremos marcando las entradas y los grupos escultóricos que coronan los mismos.

El material empleado en la estructura es el hormigón armado y los revestimientos y decoración se realizan en piedra artificial en tonos rojizos.

El puente consta de tres vanos, contando por tanto con dos pilastras intermedias que en el agua asemejan a proas de barcos. Sobre cada una de ellas se dispone una gran farola de siete metros de altura existiendo otras dos menores en cada tramo, para conseguir una iluminación unitaria del paso.

Tres escudos polícromos, uno de España, otro de Gipuzkoa y un tercero de San Sebastián, rematan la decoración de cada uno de los obeliscos y junto con las cerámicas también polícromas de los arcos dan al conjunto una vistosidad y rotundidad destacables.

Playa de la Concha

Otro paseo de borde del ensanche de San Sebastián es el de la Concha, cuyo máximo exponente son los Jardines de Alderdi-Eder. Escenario privilegiado por su disposición en la bahía, éstos jardines, cuyo nombre significa lugar hermoso, dan al Ayuntamiento, antiguo casino, la antepuerta que el mismo requiere.

Fueron proyectados por el jardinero francés Pierre Ducasse y su ordenación surgió a raíz de la supresión del campo de maniobras militares que en el lugar existía hacia 1880.

En un principio el lugar servía como escenario de atracciones orientadas a un turismo incipiente, instalándose el circo, el teatro guiñol e incluso un velódromo. Pero la idea de paseo urbano fue la que se impuso, surgiendo de esta manera los conjuntos florales y los tamarindos que tanto caracterizan al paseo y a la ciudad.

Como lugar más significativo dentro de lo que corresponde al ensanche de Amara, encontramos el conjunto formado por la iglesia del Buen Pastor, el edificio de Correos y el Centro Cultural Koldo Mitxelena (antigua Escuela de Ingenieros), todo ello insertado en un espacio urbano de gran contenido formal que es la Plaza del Buen Pastor.

Queda ésta definida por edificios de viviendas en tres de sus laterales y los dos edificios civiles antes mencionados en el cuarto.

Catedral del Buen Pastor

La Catedral queda situada en lugar predominante del espacio definido. Está enfrentada su fachada a la barroca de Santa María creando con este eje la generatriz del Ensanche Cortázar, que son las calles Hernani y Mayor.

Fue edificada por el arquitecto Manuel de Echave en los últimos años del s. XIX. Su planta consta de tres naves, transepto y presbiterio.

Como la práctica totalidad de los edificios monumentales de la época, está construida con sillería de piedra arenisca en su conjunto.

Se trata de una edificación neogótica con claros tintes eclécticos, que recuerdan obras de Violet-Le Duc.

La plaza en la que se inscribe, proyectada por Goikoa, tiene una clara unidad edificatoria, constando todas las edificaciones residenciales de cinco plantas, existiendo además una arquería corrida en los bajos del edificio opuesto a la fachada de la Catedral.

El espacio resultante de esta actuación de Goikoa posee un interés especial en la trama donostiarra. En él se dan edificios neogóticos con otros de fachada clásica con tintes eclécticos, sin que esta mezcla resulte en ningún caso estridente.

En cuanto a los edificios que conforman la zaguera de la plaza, cada uno por sí mismo constituye un conjunto destacable.

El de Correos posee un marcado caracter público monumental compuesto al gusto ecléctico, con detalles neorrenacentistas, como las cerámicas y almohadillados del zócalo. Su interior ha sufrido gran cantidad de reformas, poseyendo actualmente escaso valor arquitectónico.

El edificio fue construido en 1906 por el arquitecto Aguirrebengoa y su uso inicial estaba destinado a Escuela de Artes y Oficios.

El otro edificio de remate de la plaza del Buen Pastor es la antigua Escuela de Ingenieros, hoy Centro Cultural Koldo Mitxelena.

Proyectada por los arquitectos Cortázar y Elizalde, fue terminada destinándose a Instituto Provincial en el año 1900.

Edificio de planta rectangular exenta, al igual que el de Correos, da frente a la Plaza. Su cuerpo central se destaca del resto conformando el acceso principal. Seis columnas en planta baja, de orden dórico y otras seis jónicas en la superior, dan fuerza y rotundidad a este cuerpo principal de la composición.

Como casi todos los edificios públicos de la época, está construido con mampostería de piedra arenísca de las canteras de Igeldo.

Otro elemento de gran interés en la trama donostiarra es la Plaza de Bilbao, construida en el primer lustro del s. XX. De traza prácticamente circular sirve de eje y enlace entre la calle Prim y el puente de María Cristina, que da acceso a la estación del ferrocarril.

En su centro existe actualmente una fuente, rotonda y punto estático de la plaza.

Edificio singular de la Calle Prim

Las edificaciones que conforman el espacio poseen cinco plantas y su tipo arquitectónico de doble esquina es similar en todas ellas, dando al conjunto un aspecto unitario, de carácter neoclásico con matices eclécticos. El sistema constructivo es a base de muros de carga de mampostería, siendo de sillería los exteriores y el entramado estructural interior de madera.

De la unidad y sobriedad en la composición de las fachadas proyectadas por Pedro Arístegui, poco se refleja en su distribución interior, ya que ésta responde más a una división anárquica de las propiedades que a una organización de los interiores.

Además de las edificaciones de carácter público insertas en unos espacios urbanos claramente definidos, existen otras de importante valor arquitectónico e histórico.

Uno de éstos es el Palacio de Justicia. Situado en la calle de San Martín, fue proyectado por el arquitecto José Gurruchaga, e inaugurado en el año 1916. La resolución arquitectónica del edificio es definida, de manera curiosa, por el mismo autor:

"Es pues, indiscutiblemente el estilo clásico adaptado, como se ha adaptado la legislación romana a nuestras costumbres, a nuestra civilización y a nuestros medios, el que debe imperar en el Palacio de Justicia. Por eso las líneas generales en sus basamentos, pilares, columnas y entablamentos son clásicos. Los huecos abiertos en los intercolumnios son grandes, espaciosos, que dejan entrar a través de sus vidrios mucha luz y a pesar de esto la visión por parteluces de piedra da severidad al conjunto y quita ese carácter de alegría y expansión que los grandes huecos proporcionan a los edificios en que se encuentran."

"Para dar carácter, cual pertenece a un edificio destinado a que en él actúen los tribunales, creo lo más acertado el dominio de la línea recta en todos aquellos elementos que su caracter represente o dé fuerza, no aconsejable, el trazado de las curvas, y si éstas aparecen han de ser muy rebajadas, proscribiéndose en absoluto los arcos de medio punto y demás que indique movimiento. La línea recta es severa, es como vulgarmente se dice derecha, y el derecho, la severidad y la rectitud son las características de la justicia en todas sus manifestaciones".

Su composición responde a una planta rectangular exenta apoyada sobre un basamento rematado por una gran balaustrada.

La fachada principal queda rematada por un gran pórtico con frontón decorado y columnas toscanas de orden gigante que perfilan la gran entrada al edificio.

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Last modified: Nov, 02, 1999